Acércate a las personas a tu alrededor
con un rostro que refleje tu paz interna.
Habla siempre con palabras adecuadas,
sin apresuramientos, sin gritos,
con respeto por la individualidad de cada persona.
Si tienes que regañar o reclamar,
hazlo con voz calmada y sin ofender,
así lograrás que te escuchen y te atiendan.
Recibirás de las demás personas...
exactamente lo mismo que les ofrezcas.
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